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Es posible que hayas oído hablar de ellas, cada ver se escucha más la palabra fascia, pero ¿sabes lo que es? básicamente y sirviéndome de un mal ejemplo, cuando el carnicero te corta los filetes de ternera, la "telilla" que recubre la pieza que corta, eso es una fascia.
La fascia es un tejido con forma de red que nos recubre todo el cuerpo, esta red está formada por un cableado tubular, de aspecto gelatinoso y extremadamente elástica. Esta membrana fibrosa está compuesta por tejido conectivo (principalmente de fibras de colágeno) que envuelve los músculos, los tendones y los ligamentos. El tejido conectivo tiene tres componentes: células, fibras (colágeno, elásticas, reticulares) y sustancia fundamental. Esta última compuesta por polisacáridos, especialmente por el ácido hialurónico, que absorbe mucha agua.
Por decirlo de alguna manera sencilla, la fascia es como una segunda piel, todo el cuerpo está envuelto por tejido fascial. Los músculos, huesos, tendones, nervios, vasos sanguíneos y las vísceras están envueltos por este tejido y por lo tanto todo el organismo está interconectado sin interrupción por las fascias. Este sistema de fascias tiene una extraordinaria capacidad de deslizamiento y desplazamiento, posibilitando todos los movimientos, incluso los más pequeños.
¿Para qué sirve la fascia?
Las fascias nos protegen, absorben impactos, transmiten fuerzas y amortiguan las presiones. Forman
compartimentos, y como te decía antes revisten músculos, tendones, huesos... De forma más específica, sirven de sostén de órganos, ayuda al saneamiento de las heridas (porque tiene capacidad de producir colágeno), nutre a las células, mantiene el bombeo circulatorio de la sangre y de la linfa, ayuda a la preservación de la temperatura corporal…
¿Se puede lesionar la fascia?
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La respuesta es sí, cuando se lesiona, se retrae, produce adherencias entre tejidos y también se puede romper.
Una de las maneras de lesionarse la fascia es un traumatismo directo, algo que es bastante sencillo que pueda ocurrir, por sobrecarga, crónica o intermitente, por una inmovilidad prolongada (escayolas por ejemplo)
Cuando una fascia se lesiona hay un cambio directo en su estructura: baja el porcentaje de elastina, disminuye la creación de colágeno y por tanto, merma su capacidad de elongarse y/o acortarse. Se densifica, se crean “entrecruzamientos” fibrosos, se vuelve un tejido más rígido.
¿Cómo puedo recuperar una fascia lesionada?
La respuesta es sencilla, tratamiento de fisioterapia, lo mejor que puedes hacer es visitar a tu fisio y que se encargue de redireccionar las fibras, recuperar la fascia y sobretodo darla movimiento.
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