La rabdomiólisis es un síndrome que se caracteriza por la destrucción del músculo esquelético, liberándose mioglobina, electrolitos y enzimas musculares al torrente circulatorio. Las causas son muy variadas, siendo las más frecuentes el esfuerzo importante durante el ejercicio físico, los traumatismos y el consumo de alcohol.
Su severidad varía desde una elevación asintomática de CPK (enzima creatincinasa) en sangre hasta cuadros muy severos con alteraciones graves de los electrolitos e insuficiencia renal aguda.
Se pueden dividir las causas en 3 apartados:
• Lesión muscular originada por traumatismos, quemaduras, electrocución, inmovilización prolongada, isquemia muscular. Trastornos metabólicos como hiponatremia, hipernatremia, hipopotasemia e hiperpotasemia que pueden originar la rotura de la membrana muscular. Alteraciones endocrinas como hipotiroidismo, hipertiroidismo, cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico.
• Drogas y medicamentos: alcohol, cocaína, anfetaminas, benzodiacepinas, neurolépticos, corticoides, salicilatos, teofilina, anestésicos, fibratos, antidepresivos tricíclicos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, diversos venenos, etc. En este apartado es importante mencionar la rabdomiólisis inducida por estatinas, puesto que son unos medicamentos ampliamente utilizados, pero la rabdomiólisis es claramente una complicación rara, de modo que ocurre en menos del 0,1% de los usuarios de estatinas. Puede ocurrir por una inestabilidad en la membrana de la célula muscular esquelética debida a un bloqueo en la síntesis del colesterol que forma parte de esta membrana. Los factores que pueden aumentar el riesgo de rabdomiólisis inducida por estatinas incluyen enfermedades hepáticas, hipotiroidismo, diabetes y su combinación con otros medicamentos como fibratos.
• Aumento de la actividad muscular debida a ejercicio físico, convulsiones, estatus asmático1, infecciones (como la originada por los virus de la gripe, VIH, Epstein-Barr, citomegalovirus, varicela, Legionella, Salmonella, Mycoplasma), miopatías inflamatorias (polimiositis, dermatomiositis, etc.), miopatías hereditarias e hipotermia o hipertermia.
Está claro que en este post el apartado que más nos interesa es el último, más concretamente la parte que alude al ejercicio físico, que ha sido documentada en personas que realizan un ejercicio físico de una intensidad muy alta, y/o en condiciones extremas de humedad y temperatura sin estar bien aclimatados.
Síntomas de la rabdomiólisis:
- Orina de color oscuro, rojo o color cola.
- Disminución de la producción de orina.
- Debilidad generalizada.
- Rigidez o dolor muscular (mialgia), este último puede llegar a confundirse con las agujetas, aunque es bastante más intenso y suele ser frecuente pensar que como el entrenamiento ha sido más intenso, pues las agujetas también, la diferencia radica en que estas "agujetas" son limitantes, es decir, no permiten desarrollar un movimiento en su rango completo.
- Sensibilidad muscular.
- Debilidad de los músculos afectados.
Tratamiento de la rabdomiólisis:
Si tienes la sospecha que tras la sesión de entrenamiento puedes padecer rabdomiólisis, lo primero será que acudas de inmediato al médico, el punto más importante es la rápida y agresiva hidratación del paciente, así como eliminar el agente causante y prevenir las complicaciones.
Es posible que sea necesario poner una perfusión intravenosa de suero salino fisiológico, así como controlar la diuresis. La rápida hidratación es la clave para prevenir la insuficiencia renal aguda.
Además debería mantenerse ingresado al paciente hasta que los valores de CPK estuviesen por debajo de 1.000 U/l
Tanto si eres un deportista que se inicia, como si eres uno experimentado, ten en cuenta que los entrenamientos llevados al extremo, tanto en sí el propio entrenamiento, como las condiciones en las que se realiza, pueden no ser todo lo beneficiosos que desearíamos.
Sígueme en: