Has recibido un jarro de agua fría, te han comunicado que padeces una enfermedad muy seria. A partir de ahora todo el mundo te dirá que debes cuidarte mucho, que tienes que comer bien, y que tienes que hacer deporte. Posiblemente ya lo hacías antes, pero si no es así toda clase de dudas asaltarán tu cabeza, ¿qué deporte hago? ¿cómo lo hago? ¿Para qué? ¿En qué me ayudará? ¿me puedo lesionar? ¿Ahora me voy a poner a hacer deporte cuando no hice nunca?, y muchas otras más.
Bueno, en este artículo voy a tratar la motivación, tú motivación para calzarte unas zapatillas y seguir adelante, ya que no es lo mismo que simplemente te digan, tiene usted que hacer deporte, a que te digan que si usted hace deporte, la probabilidad de sobrevivir a la enfermedad y de no recaída aumentan exponencialmente. ¿A que ahora sí apetece hacer deporte?
Vamos al principio, como siempre.
Vamos al principio, como siempre.
Más que demostrado está que el ejercicio físico disminuye las probabilidades de desarrollar cáncer, por ejemplo, algunos estudios demuestran, en mujeres activas, una reducción de hasta 25% en el riesgo de sufrir cáncer de mama.
Pero este efecto de protección del ejercicio no solo se limita al cáncer de mama, sino que se observa en muchos otros tipos de cáncer, como pulmón, endometrio, colon y próstata. Y no solo en la prevención (que es muy importante) sino que el ejercicio físico es muy útil durante y después del tratamiento.
Según el doctor Brugolas: "los pacientes con cáncer de mama, colon o pulmón que hacen ejercicio tienen un porcentaje mayor de curaciones después de la terapia, o, en el caso de tener cáncer avanzado y metastásico, presentan mayor supervivencia".
Finalmente, se ha comprobado que el mero hecho de hacer ejercicio mientras dura el tratamiento también favorece la recuperación, potencia la sensación de bienestar y ayuda a mitigar la fatiga y otros efectos secundarios de la quimioterapia.
Algunos de los beneficios de la práctica de ejercicio (deporte) en enfermos de cáncer son:
1. Aumenta la fuerza y la resistencia.
2. Fortalece el sistema cardiovascular.
3. Reduce la depresión.
4. Disminuye la ansiedad.
5. Reduce la fatiga.
6. Mejora el estado anímico.
7. Eleva la autoestima.
8. Disminuye el dolor.
9. Mejora el sueño.
10. Reduce el riesgo de reincidencia.
Según Kaye Holt, especialista de Mayo Clinic Health System, “Muchos estudios muestran que la actividad física regular está relacionada con una mayor esperanza de vida después de un diagnóstico de cáncer y, en muchos casos, una disminución en el riesgo de reincidencia”
Hasta la fecha, la mayoría de los estudios se han centrado en los individuos con cáncer en un estadio temprano; aunque también existe una cierta evidencia de que la práctica deportiva en supervivientes con cáncer avanzado puede disminuir la ansiedad, el estrés, la depresión, el dolor, la fatiga, falta de aliento, estreñimiento, y el insomnio. En definitiva, estos estudios han revisado si la actividad física entre las personas con cáncer se asocia con una mejor supervivencia.
Además hacer ejercicio físico ayuda a mantener un peso adecuado y controlado, lo que parece ser un factor importante para prevenir ciertos tipos de cáncer. Luego debemos siempre ver al ejercicio como aliado contra el cáncer.
El doctor Antonio Brugarolas Masllorens, director de la Plataforma de Oncología del Hospital Quirónsalud Torrevieja, explica que "el sobrepeso tiene un efecto negativo en la salud, especialmente por problemas cardiológicos y metabólicos. La obesidad está relacionada con depresión, diabetes, hipertensión, colesterol, cáncer y envejecimiento. Todos los indicadores de salud demuestran que es aconsejable controlar el peso corporal para evitar la muerte prematura causada por el sobrepeso".
De hecho, según expertos oncólogos de este centro, las personas con un índice corporal normal tienen aproximadamente un 30% menos de incidencia en los cánceres más comunes relacionados con el sobrepeso como los de colon, mama, próstata, pulmón y útero.
¿Qué deporte hago? Y, ¿Cómo lo hago?
El Colegio Americano de Medicina del Deporte y la Sociedad Americana del Cáncer han recomendado la actividad física como una estrategia de intervención para ayudar a los supervivientes de cáncer a manejar síntomas, mejorar la calidad de vida, y posiblemente incluso extender la supervivencia.
La sugerencia semanal es de 30 minutos, cinco días con ejercicio moderado, o bien 20 minutos de ejercicio intenso tres días a la semana. Hay que aclarar que la recomendación médica es muy amplia ya que abarca desde las tareas domésticas, caminar o subir escaleras,… Mi recomendación es no bajar de esos tiempos iniciales y si es posible en función de en qué estado del tratamiento te encuentres, aumentarlos en la medida de lo posible.
Si hablamos de cuándo empezar a hacer ejercicio, se debe comenzar tan pronto como sea posible, es decir, ya durante el tratamiento médico. Ten en cuenta que el porcentaje de supervivientes aumenta exponencialmente si se incluye la actividad física en su estilo de vida.
Tienes que ser capaz de sacar partido de los beneficios físicos y psicológicos de la actividad física, aumentando de este modo la cantidad y calidad de vida.
Ahora bien, ¿Cómo planificamos una intervención de ejercicio físico para este tipo de casos? En primer lugar, se debe tener en cuenta el tipo de cáncer; las diferencias fundamentales entre los grupos de pacientes, por ejemplo entre el cáncer de próstata y el cáncer de mama; luego debemos coordinarnos con el médico que lleva el caso en cuestión (siempre que sea posible)
Además, es importante considerar la etapa de la enfermedad, fase de tratamiento, así como, el enfoque de la terapia médica (curativo o paliativo).
Y planificar en cada momento los ejercicios que se harán, dicha gama de ejercicios incluye la resistencia, fuerza, ejercicios de coordinación, posturales, así como técnicas de relajación.
Estudios recientes con pacientes con cáncer de mama muestran que el entrenamiento de fuerza también puede ser realizado durante la quimioterapia sin causar complicaciones.
Para terminar, te pongo un ejemplo de investigación actual, en el que la doctora Laura García Estévez y su equipo tienen la intención demostrar que el ejercicio físico puede ser el mejor aliado del cáncer de mama más agresivo. Con diez pacientes que trabajarán con un entrenador personal tres veces por semana. Quieren dejar claro que el deporte puede tener un efecto aditivo a la quimioterapia en los tumores triple negativos.
Dedico este post a Candelaria, paciente de oncología, con quien tengo el enorme privilegio de entrenar, por haberme motivado para escribirlo, y al resto de pacientes, supervivientes que trabajan conmigo, por enseñarme tanto cada día.