Como sabes, el ejercicio aeróbico es una forma estupenda de quemar calorías, está bastante claro y demostrado que el trabajo cardiovascular genera unas demandas energéticas en tu cuerpo que este suple groso modo con azúcar y grasa, sin embargo hay que tener claros algunos aspectos del proceso para que este sea altamente eficaz.
Tipos de combustible para tu cuerpo
Siempre que te mueves, por pequeño que sea el movimiento que realices, voluntario o involuntario, tu cuerpo va a necesitar energía para realizarlo, la única pega es que la energía no solo proviene de la grasa, esa grasa que tanto quieres perder de vista, sino que glucógeno y proteínas también sirven como sustratos energéticos, por eso es importante trabajar con unas intensidades y duración del esfuerzo determinadas para asegurar que la mayor cantidad de la energía que consumas provenga de la grasa almacenada.
Duración del ejercicio
Si lo que quieres es quemar grasa como principal sustrato energético, ni los esfuerzos altos y cortos, ni los más leves y tremendamente largos te van a ayudar, ya que en los primeros es el glucógeno el que os da energía y en los segundos son las proteínas (una vez terminado glucógeno y sin posibilidad de usar la grasa) las que entran en juego.
Por eso entre 45 y 90 minutos es la cifra que deberías respetar para asegurar el consumo de grasa para dar energía al cuerpo.
Tipo de esfuerzo
¿Te imaginas haciendo una carrera a tope durante 60 minutos? Salvo que poseas super poderes, creo que sería imposible mantener un ritmo tan alto para una persona normal, al menos en este planeta, ese tipo de esfuerzos son de los que el glucógeno ser encarga, una energía rápida, pero con una cantidad muy limitada que solo sirve para periodos cortos, sin embargo, si bajas el nivel de esfuerzo, teniendo en cuenta la duración del ejercicio que te comentaba antes, tienes la ecuación perfecta para consumir principalmente grasa como sustrato energético.
Adaptaciones al entrenamiento
Está claro que si entrenas con la suficiente frecuencia, con la suficiente constancia, tu cuerpo sufrirá una serie de adaptaciones al ejercicio, estas te harán mejorar, pero también requerirán de más implicación para mantener los niveles de esfuerzo, un ejemplo, si subes 4 pisos de escaleras al trote, la primera vez llegarás a la cuarta planta sofocado, con las pulsaciones muy altas, quizá sin aliento, si repites esto todos los días durante un mes, al terminar las escaleras te darás cuenta que las pulsaciones no suben tanto, que no te cansas tanto después del esfuerzo, que no te falta el aire,...
Si hablamos de entrenamiento, una vez te pasa esto, una vez te adaptas al esfuerzo, debes hacer que este sea un poco mayor para generar en tu organismo el suficiente estrés para necesitar nuevas mejoras, y con ellas la consiguiente quema de calorías.
Tipos de ejercicios
Si lo que buscas es quemar calorías con entrenamiento cardiovascular, creo que el mejor tipo de entrenamiento para ti es LISS, por eso andar, trotar, nadar o montar en bicicleta pueden adaptarse a las necesidades de tiempo e intensidad que te he descrito anteriormente.
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