Qué es la lumbalgia?
Entendemos por lumbalgia el dolor, de cualquier causa, en la zona de la espalda, desde las últimas costillas hasta el inicio de los glúteos. Este tipo de dolor lumbar es muy frecuente, calculándose que ocho de cada 10 personas lo padecerán alguna vez, al menos un episodio a lo largo de sus vidas.
Tipos de lumbalgia?
Podemos englobar los tipos de lumbalgia en dos grandes grupos:
Lumbalgia específica
Aquella de la que se conoce la causa, aunque esto solo sucede en el 20% de los casos.
Diferentes ejemplos de causa de dolor lumbar, son enfermedades específicas:
La osteoartritis (artritis degenerativa) produce un deterioro del cartílago que cubre y protege las vértebras.
La osteoporosis, que disminuye la densidad ósea, provocando que los huesos sean más frágiles (más propensos a fracturarse).
Hernia o disco roto o herniado. Cada disco tiene una cubierta resistente y su interior es blando y gelatinoso. Si un disco es comprimido repentinamente por las vértebras que se encuentran por encima y por debajo de él, se puede desgarrar la cubierta (rotura), lo que causa dolor.
La estenosis vertebral, estrechamiento del canal medular, que atraviesa el centro de la columna vertebral y contiene la médula espinal.
El dolor referido, que se origina en otros órganos o partes del cuerpo) tiende a ser profundo, molesto, constante y relativamente generalizado (difuso).
Lumbalgia inespecífica
Constituye el 80% restante. En estos casos no se llega a identificar claramente cuál es el desencadenante del dolor. Se trata de un episodio de duración limitada, aunque se puede repetir con frecuencia. Los factores que con mayor frecuencia pueden causarlo son: coger cargas sin su correcto manejo, mala higiene postural, las vibraciones, factores psicológicos y el estrés.
Desde el punto de vista práctico se puede clasificar la lumbalgia como aguda (aquella con menos de 7 días de evolución), subaguda (entre 7 días y 7 semanas) y crónica (más de 7 semanas).
Además de tener en cuenta que hay otras enfermedades, muy frecuentes que pueden provocar dolor lumbar.
Tratamiento para la lumbalgia
En la mayoría de los casos, se prescriben analgésicos, siendo evidente la mejora en dos días.
Como normal general la persona que sufra lumbalgia deberá mantener el mayor grado de actividad que le sea posible, no se recomienda reposo en cama salvo que la intensidad de los dolores así lo aconseje y siempre de forma intermitente, por el tiempo mas corto posible, preferiblemente no más de dos o tres días. Los estudios realizados demuestran que el reposo en cama retrasa la recuperación y facilita que el dolor reaparezca.
Después se deberá intentar retomar la actividad, permaneciendo tan activo como sea posible, y aumentando progresivamente su nivel de actividad física en un periodo de días o semanas.
Si el dolor no incapacita, se recomienda seguir con las actividades habituales en la medida de lo posible, tanto de la vida diaria como laboral (siempre según el tipo de trabajo).
Si se puede, esta indicado caminar, ya que el paseo favorece la recuperación y previene nuevos episodios, a parte de ejercicios para fortalecer los músculos del tronco y de control de la postura.
¿Calor o frío?
Las terapias de frío (hielo, toallas frías, ciertos geles o masajes, etc.) o calor (botellas de agua caliente, mantas térmicas, baños calientes...) son dos estrategias muy utilizadas para aliviar el dolor de espalda, ya que son sencillas, económicas e, incluso, las puede poner en marcha el propio paciente en su casa.
Pero, aunque muchos médicos recomiendan ambas estrategias para aliviar el dolor, lo cierto es que no existen demasiadas evidencias sobre su eficacia.
La única terapia que ha demostrado cierta eficacia en la lumbalgia son las mantas térmicas.
En cuanto al frío, no hay investigaciones que concluyan sus beneficios.
Prevención de la lumbalgia
Está claro, que tanto si has sufrido un episodio de lumbalgia, como si no, la mejor estrategia es mantener una espalda fuerte y una postura segura, para que el dolor no aparezca, te marco unos consejos muy sencillos que te ayudarán:
- Realizar ejercicio físico de forma regular, a ser posible asesorado por un especialista.
Tanto los ejercicios de tipo aeróbicos (como caminar), como los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de determinadas áreas musculares (abdomen, oblicuos, lumbares, glúteos,...)
- Evitar estar de pie o sentado durante períodos prolongados, así como las posturas o movimientos que generen dolor, por ejemplo manteniendo una buena postura cuando la persona está de pie o sentada.
- Dormir en una posición cómoda sobre un colchón firme.
- Aprender a levantar los objetos correctamente (doblar suficientemente las rodillas, de manera que los brazos se encuentren al nivel del objeto que va a ser levantado)
Felices agujetas!!